Por Temistocles Santana
Al ver tantos amigos de mi adolescencia, mediante este invento (Facebook), que logra reunir aunque a la distancia, a personas que por más de 40 anos no se ven las caras, me he detenido a pensar, y a recordar muchas cosas vividas en mi Barahona querido, entre esos pensamientos, me llega a la memoria el personaje de mi gran amigo ya fallecido, Luis Antonio Sánchez.

A Luis Sánchez, lo conocí siendo yo un infante, que en una madrugada del ano 1962, iba a la capital, acompañada de mi padre el Prof. Lauro santana, con la finalidad de llevarme al Hospital Marión, en vista de que yo estaba un poco mal de salud.
En ese viaje, si mal no recuerdo, era un carro Rambler, conducido por un joven, llamado Miguelito, que luego fue asesinado, en las cercanías del puente Birán, por donde vivía don Erasmo Espinosa, el papa de Claribel y del Reverendo Espinosa.
En ese carro, iba quien unos años después, se convertiría en uno de mis grandes amigos, Luis Antonio Sánchez. Quien iba rumbo al aeropuerto, ya que se dirigía a Puerto Rico.

Eran horas de la madrugada, y en ese trayecto, llevo una conversación muy amena con mi difunto padre, hasta que llegamos a la capital. No volví a ver jamás a ese expresivo y caballeroso joven de entonces, hasta después de un par de anos, pues como ustedes sabrán, yo vivía en enriquillo, pueblo donde nací, y a mediado del 1963, mi padre, me lleva a vivir a Barahona, junto a mi madre, Laura C. Vidal, y mis demás hermanos, para esa época, estaba en su apogeo, el famoso equipo de beisbol amateur de Barahona, compuesto por jugadores que para mi han sido legendarios: Oscar Matos, Julio Edward, Leónidas Feliz, Joven Michel, Benito de la Cruz, Santiago Morel, Rafael Martínez, Vinicio Vásquez, Milciades Volquez, Aramis Marmolejos, Manuel Meades, Jorge Quezada, y otros tantos, que no me vienen a la memoria, con el famoso Pibe y vaina, Sergio (Paleta) Medrano a la cabeza.

En esos años, se les prohibía a los niños que no teníamos dinero, poder entrar a ver los grandes desafíos, que inter-dominicalmente, se hacían en Barahona, en donde llegaban las grandes luminarias del beisbol amateur de todo el país, a enfrentarse con el famoso trabuco Barahonero, pues como algunos de ustedes recordaran, la única forma que teníamos para ver los juegos, era tomando una piedra, y hacerles hoyos en forma de escalera, a las paredes del Estadio Nadym Hashoury, para poder treparnos hasta el borde de la pared y así poder ver los juegos, que nunca completábamos, porque siempre había un agüizote, que recorría toda la orilla con un ramo y nos hacia tirarnos y caer al otro lado, esas cosas, me fueron calando en lo mas profundo, y fueron provocando en mi humilde persona, la idea de ser parte de ese movimiento, que me podría llevar con el tiempo, a no tener que subirme en la pared del play y así poder ver los juegos de beisbol que tanto me gustaban.


Me fui envolviendo en ese mundo, recuerdo que era la época de los equipos: Farmacia Cury, Los Jets, Madera mi Progreso, Barrio Negro, El Batey Central, en el renglón juvenil, jóvenes aquellos, que en estos tiempos, fueran en su mayoría, por no decir todos, de grandes ligas.

Entonces también estaban, los equipos Buenos Amigos, dirigidos por Leo Mercedes, Los Orientales del Arco, dirigidos por un joven llamado Aramis, hasta mi amigo Masi Cuello y su primo que es medico, tenían un equipo, llamado Bar Charito, La Agencia Checho, La Imprenta Guilliani, eran muchos, había una fiebre increíble por el beisbol.

Yo recuerdo también, cuando terminaban los juegos, los domingos en la noche, Paleta y Luis Sánchez, que eran los que manejaban todo aquel mundo de fantasías, se juntaban con muchos de los jugadores, que no eran acomodados económicamente, y les repartían partes de los chelitos que para la época dejaban las entradas pagadas por los fanáticos, que de forma entusiasta se deleitaban con dichos juegos.

Ahora voy a decirles, como con el tiempo, Luis Sánchez, descubre en este joven de la época, sus habilidades para ser un dirigente deportivo:

En todo mi trajinar, ya yo venia con un poco de experiencia, pues en realidad, lo que me fue gustando era dirigir equipos, por lo que llegue a formar unos cuantos, dentro de los cuales, estuvo el de La Farmacia Patri, el cual era sustentado, por el dueño de dicha farmacia, el Doctor en farmacia, Francisco (Frank) Ferreras Báez, quien a su vez, se hacia acompañar de su hermano, Francisco Javier Ferreras Báez, quienes siendo dos adultos, se dejaban dirigir de este jovencito, con muchos menos años que ellos, sin tomar en cuentas que ellos eran los dueños del equipo.


Allí compartí con tantos amigos, que el solo mencionarlos, me producen una nostalgia enorme. Javier Constanza, Luis Eduardo Martínez, Francisco Villabrille, Nelson Florián, Cucú Mateo, Minino, Waldo Ramírez, Gilberto Quenepa, Freddy Pérez, Nelson Pérez, Pio González, Iván Cuello, Eusebio Reyes, Gil y Pascual Feliz, Radhames Gómez, hermano de Emilio (La Carángana), mi gran amigo, Luis González, Anchi Florián, Chalupa, Luis Güeñé, Cachimbo, Morgan, Luis la Nalga, Raymond Volquez, José Manuel Gómez, Wilson Gómez (este nació para ser serio, de quien espero no se doble para seguir sintiéndome orgulloso de ser su amigo), y tantos otros amigos.

Pues vino a suceder, que Juan alcántara, tenia un equipo muy famoso de la época, llamado Farmacia Zaida, en el sector de Villa Estela. Ese señor fue otro gran propulsor del beisbol en Barahona. Pues Juan, parece que estaba ciego, y me llama, para que yo forme parte de su equipo, poniéndome como sustituto en primera base, de mi gran amigo, hoy difunto, Conrado Shanlate (EPD). Era muy extraño yo ver un juego, pues no había chance para mi, con esa escoba en primera base, ese flaco cogía mas bolas que el carajo. Juan, manda a hacer unos uniformes, por medio de Luis Sánchez, con doña Claudina Ramírez, quien vivía por las cercanías del puente Birán, y quien era una gran costurera, pues le metía a todo tipo de ropa. Para ese entonces, Luis Sánchez, trabajaba en la casa toral.

Pues sucedió, que se hicieron los uniformes, muy bonitos por cierto, pero el día que los entregaron, yo no estaba, y falto una camiseta, por lo que me toco a mí quedar cojo con el uniforme. Luis Sánchez, se compromete a conseguirla dentro de la mayor brevedad, lo que no sucedió.

Se inauguro el torneo para el cual se confecciono dicho uniforme, y el viejo Temo (Yo), en todos los juegos con una franelita, y los demás con su uniforme completo. Yo me sentía que deslucía todo. El torneo termino, y no me valían viajes tras viajes, a la casa toral, detrás de Luis Sánchez, para que me hagan mi camiseta. Una mañana, ya el viejo Temo regado, dado al pescado, cogió para la Ferretería Toral, llegue donde mi hombre, y empecé a decirle de todo. Al final me dice: “Mira muchachito del carajo, voy a ir donde Claudina, para que me haga esa bendita camiseta, porque a ti, ni los abogados del palacio de justicia te ganan”.

El hombre a los tres días, me dice vete donde Claudina, que ya te hizo la camiseta esa, para que me dejes tranquilo muchachito del co…., Claudina me dio mi camiseta, pero con las letras hechas en tela, pues ya la felpa se había terminado (como quiera quede inconforme). Ese fue un episodio, pero, ahora viene otro: El hombre, me conoce por polémico, unos años mas tarde, trabando yo, en educación, siempre pasaba por la Farmacia Cury, propiedad de otro gran olvidado, el Doctor Constantino Cury, quien lo daba todo por el deporte Barahonero. Una mañana, llego allí, y encuentro a Luis Sánchez, frente a un gran numero de peloteros y fanáticos, en una acalorada discusión por la vía telefónica, con quien luego fuera un gran amigo mio, el señor Darío Canó del Rio, quien para la época, era presidente de la Federación Dominicana de Beisbol, dicha polémica, era motivada a que se le quería quitar a Barahona, el derecho de representar la región Sur, en el torneo nacional, que se celebraría en la capital, y dársela a San Juan de la Magüana, si mal no recuerdo, por un incidente, en el que Barahona se vio precisada a abandonar el juego. Dicho torneo se celebraba con 5 equipos, uno del sur, otro del este, otro del Cibao, y dos de la capital. Uno por el distrito nacional, y el otro por las fuerzas armadas y la policía nacional. Luis Sánchez, se ve casi perdido, no encuentra argumentos, y mira hacia los lados, y de repente, le dice a Canó del Rio lo siguiente: “es mas aquí tengo una cantidad de fanáticos, que no sé que voy hacer con ellos. Te voy a poner uno”. De forma improvisada, cosas por las que siempre nos manteníamos discutiendo, me paso el teléfono y me dijo habla con el. Yo por dentro de mí me pregunte: “y que diablos voy hablar”. Pero de repente, algo me dio una luz, y me pegue con el hombre, logrando convencerlo a dar reversa, y disponer un juego en San Juan de la Magüana, del cual no olvido un cuadrangular que dio Julián Peña (Biembo Fua), por el jardín derecho. Ganando luego Barahona la oportunidad de ir al nacional de beisbol. Mi amigo Luis Sánchez, me va tomando confianza, y ya para el 1973, me llama y me dice: “Temo, (así era que me llamaba), tengo que salir del país, y quiero darte mi espacio en el programa esferas deportivas, para que acompañe a Ezequiel Vásquez”, quien no tenia mucho rating, el cual se transmitía por Radio Barahona. Eso me hizo sentir un gigante, de una vez le metí manos. Pues cuando el regresa, como a los dos o tres meses, encuentra que ya el programa, estaba produciendo unos cuantos pesos, yo me puse a buscar anunciantes, y los fui consiguiendo, pues habían personas, a quienes les gustaba escuchar la forma en que yo enfocaba los problemas de los deportes en la comunidad. Dentro de los cuales estaba Ángel Luis Patnella Cevallos, quien me dio una cuña, para promover su fábrica de bloques y mosaicos, también Don Nene Guilliani, Pillo Montes de Oca, Mamen Castillo, y otros tantos.

Eso motivo a que Luis no me dejara fuera del programa, los chelitos, los repartíamos de forma equitativa, Don Rodolfo lama, le echaba manos al 50%, dejando la mitad, que no llegaba a RD$100.00 pero el gran reto que puso ese caballero en mis manos, viene ahora: el 10 de octubre de 1977, se esta realizando el recorrido de la antorcha olímpica, que serviría de fuego patrio, a los juegos que se inaugurarían el 12 de octubre de dicho año, en el Centro Olímpico Juan Pablo Duarte de la capital, juegos que se montaron, bajo una lluvia de problemas, entre el comité olímpico dominicano presidido por el ing. Roque Napoleón Muñoz (Polón), una figura emblemática de la honestidad ciudadana, y la mayoría de federaciones, contra la secretaria de estado de deportes, la cual estaba dirigida por mi difunto amigo ing. Juan Ulises García Saleta (Wichi), quien estaba saturado de limitaciones, pues Balaguer siempre uso la táctica, de emprender las obras, ser el protagonista, pero atajando los recursos, dándolos a cuenta gotas. Lo que motivo a que los olímpicos, se tiraran a las calles, buscando ayudas para el feliz montaje de dichos juegos. Eso puso a Wichi como un enemigo del deporte, frente a las federaciones, cosa que nunca pudieron ser ciertas, pues su historia esta ahí. Los centro americanos y del caribe de 1974, y el centro olímpico juan pablo duarte. Que paso; que esa noche del 10 de octubre, llega en horas de la noche, el fuego olímpico a Barahona. Quien dirige dicho recorrido en todo el país, es mi también siempre recordado Horacio Veraz Gómez (Horacito), muy amigo de mí también difunto amigo y tío político, Carlos Julio Peláez (Cayu). Estando en celebración, bajo una gran algarabía en el restaurante Ameracia, estoy frente a Luis Sánchez y a Horacio Veraz. Horacito le dice a Luis Sánchez, ya siendo como las 11:00 de la noche, lo siguiente: “Luis, hay que mandar dos personas, esta misma noche a la capital, pues mañana, se dará inicio al primer congreso deportivo nacional, que se celebrara en los salones de la asociación de industrias de la republica, en la av. Sarazota. Previo a los juegos. Donde se hará una evaluación, regiones por regiones, y sus respectivas provincias. Envía un delegado provincial y otro regional, para que expliquen sobre todos los pasos que se han dado y los que faltan para poder asistir en condiciones a dichos juegos”. “Los tengo”, dice Luis Sánchez, como siempre, ahí era que el me montaba. Miro hacia mi, y dijo: “este como delegado regional, y miro a mi otro difunto amigo Negro Meran, y dijo: “este es el provincial”. Dice Horacito: “tienes que pedir la sede de los juegos, para Barahona, para que los mismos vengan en el 79”. Yo le dije: “Horacito, aquí no hay de nada”. “No seas tonto, pídela que con eso no se pierde, se empata si no te la dan”. “Luis Sánchez, y con que dinero nos vamos, hay que buscar un carro de los que salen de madrugada”. El hombre me mira y se mira, pero Horacio, no dio tiempo, se metió las manos en los bolsillos, y saco una de rd$100.00 y me la dio diciéndome que de todas maneras, en la capital, nos darían gastos de viajes y alojamiento si era necesario. Negro Meran y yo, le echamos manos a 50.00 cada uno, hablamos con Güacho, nos busco de madrugada, y allí caímos. Esta ha sido una de las más grandes y agradables experiencias que he tenido en el deporte, gracias a las improvisaciones de Luis Antonio Sánchez. Allí, me di a conocer. Fue tan grande lo que hice con mi postura, frente a todos los medios de prensa, y a toda la cúpula dirigencial del deporte nacional tanto civiles como militares, que Wichi Saleta, le ordeno al entonces coronel Marcos Jiménez, que me llevara al lugar en donde yo dormiría, a fin de protegerme de los verdugos de la época. Allí en el momento que me toco pedir la sede para Barahona, recuerdo que me dieron el turno después de La Vega, La Romana, San Francisco, Moca, Santiago, y Puerto Plata, yendo detrás de mi otro difunto y gran amigo, Temistocles Metz, quien la pidió por San Cristóbal. Esos delegados que me antecedieron, hicieron galas de las buenas y suntuosas instalaciones que tenían sus provincias, mas las edificaciones públicas, las calles, acueductos y demás servicios públicos que el gobierno de Balaguer les había provisto, por ser cibaeños en su mayoría. Por lo que se consideraban idóneos para que dichos juegos fueran dados a ellos. En mi turno, me vire hacia la mesa directiva, donde estaban, Polón, Wichi, José Joaquín Puello, que era vice-presidente del comité olímpico, Lamarche Rey, Máximo Gómez Franco, Joselyn Rodríguez Conde, Luis Elpidio Cumba, y todos los federados del país, mas los militares que tomarían partes en dichos juegos. Y les dije estas palabras que todavía están latentes en mi mente: “Barahona, no tiene instalaciones deportivas, y demás instalaciones físicas que ofrecer. Pero Barahona tiene, una juventud sedienta de que el progreso llegue a dicha provincia, una juventud dispuesta a luchar hombro con hombro, para con todas y nuestras limitaciones, dichos juegos de celebrarse allí, sean exitosos. Pero no voy a dejar pasar la oportunidad, de decirles a ustedes máximos dirigentes del deporte nacional, de que hoy los culpables, de que algunos delegados de los que me anteceden, estén haciendo galas de sus instalaciones millonarias, mientras la mayoría de las provincias del país, son cenicientas, no solo en instalaciones deportivas, sino en otros tantos servicios públicos que como todos, merecemos. Porque ustedes, no han tenido el valor de aprovechar las buenas intenciones del presidente Balaguer, a fin exhortarle a que haga una distribución mas equitativa de los recursos que se invierten en los deportes, para que a cada provincia les toque algo, aunque sea en instalaciones funcionales”. Y otras tantas cosas más que dije. Eso me marco, me granjeo una enorme cantidad de amigos en el movimiento deportivo de la época, el cual era dirigido por muchos jóvenes de avanzada, que hoy lamentablemente, algunos de ellos dieron su brazo a torcer, y entregaron el movimiento deportivo a los políticos, a quienes solo les importan sus bolsillos repletos de dinero, y no el futuro de la juventud dominicana. Con esto hago un homenaje a mi amigo del alma, con quien como hermanos que se pelean entre si, y que nunca se guardan rencor, y al otro día se juntan abrazados como un solo ser, conviví, los mejores momentos de mi adolescencia en lo que a deporte se refiere. Nunca olvido cuando llevo los refrescos Seven-up a Barahona, frente al mercado, que los transportaban en una carretilla, y allí tenia una pequeña tiendecita de útiles deportivos, la cual nunca creció, porque todo lo daba a la juventud de Barahona, la cual hoy espero como viejos que somos, podamos juntarnos y hacerle un homenaje tan grande como el que hoy en días se le hace a María Montés, que fue barahonera, para mi orgullo, porque hasta su apellidos iguales tenemos, pero solo aporto con su nombre en las grandes alturas del arte cinematográfico, pero no se envolvió en las penurias y las necesidades de tantos jóvenes, mujeres, niños, y ancianos, con quienes Luis Sánchez se identifico. Lo hizo en los deportes, lo hizo en la cultura, ayudando a través de los bomberos apagando fuegos, sacando a los pobres de las cañadas en los tiempos de aguas y otras tantas cosas buenas que hizo por Barahona. Espero por un movimiento, que reconozca sus virtudes, no sus defectos. Porque de defectos y virtudes estamos hechos todos.

Fueron más grandes sus virtudes que sus defectos, y por eso estoy seguro de que dios lo tiene a su lado. Paz mi amigo. En cuanto a los juegos nacionales de 1981, tengo otra gran historia. La que envuelve a otro gran barahonero, que para bien de dicha comunidad, debe tener un espacio para hacerle un monumento, y quiero que sea vivo. El Dr. Tomas Kelly. De eso hablare luego, porque hay muchos que se creen protagonistas, que es uno de los males de mi pueblo, que todos quieren el papel protagónico de las películas, sin ser buenos actores como lo fue Luis Sánchez, y como lo es el Dr. Tomas Kelly. Mis saludos para todos los que me honren dándole un vistazo a estos trozos de mi alma.