Por M. A. Águeda Ramírez de Rodríguez
“Persona sosegada, tranquila, sana, de alguna manera tímido, no muy dado a
hablar para los medios de comunicación”. Así describe el Dr. Wilson Gómez Ramírez
a este barahonero ejemplar.
Hijo de Don Eduardo Urbáez y de Doña Beltrania Pérez, nace en la sección, hoy
Distrito Municipal de El Cachón el 3 de junio del 1955, trasladándose a esta
ciudad de Barahona tres años después, donde a temprana edad comenzó a practicar el
béisbol.
Como todo jugador infantil, llegó a usar la mascota (guante) de lona, la
pelota preparada con hilo de nylon, hilo fino de coser, esparadrapo o tape
(teipe) y bates rústicos surgidos de los pocos tornos que existían en la época,
afirma el Dr. Gómez Ramírez en artículo titulado “Carlos Julio Pérez: ¡Otra
estrella del béisbol de factura Barahonera!” publicado en la revista Aquí
Barahona, en su No. 4, año segundo,
correspondiente al cuatrimestre enero-abril 2019, del cual presentamos un
resumen. En tales quehaceres intercambió juegos juveniles con el equipo El
Arco, integrado por jugadores en las inmediaciones del sector que lleva ese
nombre, a la entrada de la ciudad. Uno de sus compañeros de entonces muy
recordados lo es Oscar Ventura.
Acompañando a su padre, le correspondió vivir durante períodos muy cortos
en lugares como San Francisco de Macorís, Río San Juan y Sosúa, Puerto Plata
donde, paseando su pasión deportiva, buscó la manera de integrarse a una novena
de béisbol, poniendo así de relieve su calidad como persona y como atleta.
En 1972 ingresó al equipo de béisbol de la Fuerza Aérea Dominicana,
logrando imponer su calidad como lanzador, lo cual le valió para ser llamado
para reforzar el equipo de la Marina de Guerra cuando el mismo ganó el trofeo del circuito
militar donde también logró destacarse entre los jugadores estelares de béisbol
amateur superior y allí logró que la Marina de Guerra venciera a la UASD en un
juego que finalizó 2 carreras por 1 en 1973.
Precedido de la buena fama lograda en la liga militar, en 1974 se integra
al equipo del Central Río Haina, donde vio acción con gran éxito y donde
compartió con otro destacado jugador barahonero, Wilson Contreras, (Wisón), a
quien recuerda por su tórrido bateo y por su buena defensa. En 1975 fue llamado
a formar parte de la selección dominicana que representó al país en Santiago de
Cuba, ciudad donde también su trabajo se hizo sentir.
En el segundo lustro de la década de los 70s, este pitcher derecho continuó
su ascendente carrera y, fichado por el equipo de Grandes Ligas Los Angelinos
de California, se destacó en los circuitos menores Rocky league, clase A, doble
A, hasta alcanzar la importante categoría de triple A, seis años sobre los que dice
Carlos Julio solo le faltó ”mejor
suerte, ya que hizo todo lo que tenía que hacer: buen control, el mejor manejo
en situaciones difíciles, disciplina en el box, relaciones excelentes con la
dirigencia de los equipos y con sus compañeros ”, destacando que para la época
no era fácil para un latino establecerse en ese medio, que por el contrario,
era una desventaja, dados los efectos de la discriminación que entonces se
sentían.
En otra ocasión fue invitado por el equipo de los Dodgers de Los Ángeles a los entrenamientos en el equipo
grande, donde se mantuvo al mejor nivel pero prescindieron de sus servicios, lo
que le produjo una gran desilusión ya que, cuando parecía que sus sueños serían
realizados, sin una justificación satisfactoria tuvo que volver a un nivel
inferior.
En México, Carlos Julio se integró al equipo “Los Piratas de Campeche”, y
allí participó en un histórico partido, el cual perdió, conocido como “El Juego
de los Tres Días” porque se inició el 25 y terminó el 27 de agosto, por haber
sido suspendido por diversas razones,
teniendo una duración de 47 horas y 55 minutos. Fue este el quinto juego de la
serie final de la llamada Zona Sur (circuito) del béisbol de México, en el cual
se medían contra Los Diablos Rojos de México y fueron jugadas 11 entradas.
En el béisbol profesional dominicano, entre los años 1976 y 1988 Carlos
Julio Pérez lanzó en 10 campañas: 7 con el conjunto Tigres del Licey y 3 con el
Azucareros del Este, hoy Toros. Con el conjunto de Tigres del Licey permaneció
desde 1976 hasta 1983, cuando fue cambiado para el equipo Los Azucareros del
Este en 1984, con el cual volvió a lanzar en las campañas 1987-88 y 1988-89.
Carlos Julio puso sus mejores números en el torneo otoño-invernal 1977-78, cuando logró 6 victorias con solo 1 derrota,
alcanzando una excelente efectividad de 1.37 y con 35 apariciones en el montículo
como relevista impuso una nueva marca en el béisbol dominicano, la cual no ha
sido superada. Fue ese su año de Carlos Julio que el Dr. Gómez califica “de
ensueño”, ya que en el mismo fue líder del circuito en porcentaje de juegos
ganados y perdidos, efectividad y partidos lanzados, lo que le valió para ser
seleccionado Pitcher del Año y jugador más valioso del torneo.
El Dr. Gómez cita en su artículo a cronistas deportivos quienes se refieren
en sus escritos a Carlos Julio Pérez:
El cronista de la prensa deportiva Pedro G. Briceño, en ocasión de la
celebración del aniversario No. 40 de los XII Juegos Centroamericanos y del
Caribe celebrados en nuestro país entre el 28 de febrero y el 11 de marzo del
1974, en la cual vio acción Carlos Julio venciendo al equipo de Islas
Vírgenes el 2 de marzo con un marcador
de 9 carreras por 1, al compás de 16 hits.
Fueron sus acompañantes en esa jornada: Silvio Martínez, Roberto
Rodríguez, Pablo Alcántara, Marino Cruz, Miguel Ángel Álvarez y Teófilo
Liriano.
Tony Gullón, compilador de hazañas y records deportivos en la prensa
dominicana, en su columna “Para recordar”, del Listín Diario, en noviembre de
2017, menciona a Carlos Julio como Jugador más Valioso, junto con Güayubín
Olivo en 1951, Howell en 1984-85 y Marco Mateo, de las Estrellas, en 2014-15”.
El reconocido cronista deportivo Mario Emilio Guerrero precisó sobre Carlos
Julio en la edición del periódico Listín Diario del 23 de diciembre de 2017, lo
siguiente: “De por vida en la pelota criolla tuvo marca de 19-7,
11 salvamentos y promedio de carreras limpias permitidas de 2.72 en 180
partidos, actuando en 5 de ellos como relevista. . .”.
Refiriéndose a la calidad de la Serie del Caribe de 1995 y al roster de los
lanzadores dominicanos que hicieron el equipo profesional, el acreditado
cronista deportivo Héctor J. Cruz, en su columna que publica en el Listín
Diario bajo la denominación de “Miniaturas del béisbol”, señala: “Revisando
los nombres de los equipos dominicanos de los mediados de los noventa me topo
con los siguiente: Azucareros (Toros) del Este; pitchers Pedro Julio Astacio,
Pedro Martínez, Carlos Julio Pérez, Yorkis Pérez, José Rijo, Alberto
Reyes, Mel Rojas. Esos hombres dominaban el momento, pero también fueron
estrellas al futuro, y hasta un Cooperstown surgió de allí”.
Por su parte Bienvenido Rojas, reputado periodista y actual editor
deportivo del periódico Diario Libre, se hizo eco de la composición del equipo
dominicano representado por los bengaleses en el campeonato 1976-77.
En 1976-77 Ed Halicki fue miembro del equipo campeón de los Tigres de
Licey, escuadra que también ganó la Serie del Caribe en Venezuela en 1977. Ese
pitcheo importado del Glorioso era formidable donde además estaban Rod Dressler,
Stan Wall, Bill Caudill, Rick Jones, Mike Wallace, Pedro Borbón, Ángel Torres, Carlos
Julio Pérez y Virgilio Barrientos.
Su amor por la pelota nunca disminuyó. Al regresar a su pueblo natal, ya en
el ocaso de su carrera profesional en 1989, formó parte de un equipo de softbol
de efímera existencia denominado “Astros de la Mella”, representativo de la
calle de Barahona que honra al patricio; allí jugaba la primera almohadilla, y
entre los demás integrantes figuraban José Manuel Gómez, José Alfredo Alcántara
(Viejo), Willy López, Antonio Ramírez, Bolívar Matos, José Enrique Gómez, Güario
Pérez y Mario Martínez.
“Carlos Julio Pérez (Pin) es dueño de una carrera deportiva exitosa, mostró
mucha vergüenza en el terreno de juego, allí dejó su impronta, un ejemplo de
consagración y disciplina; si bien no obtuvo los beneficios económicos que
merecía percibir, no hay dudas que es un triunfador moral, que exhibe una
limpia hoja deportiva digna de ser imitada por la nueva generación de jugadores
de béisbol”, termina diciendo en su artículo el Dr. Wilson Gómez Ramírez.
Entre los reconocimientos recibidos por Carlos Julio Pérez por sus hazañas en
el béisbol, el más reciente es la exaltación al Pabellón de la Fama del Deporte
de Barahona, en ceremonia efectuada el 8 de diciembre del 2019.
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