Por Águeda Ramírez de Rodríguez

En tres matrimonios procreó a Silvia, Iris y José Manuel; Manuel Antonio, Luisa y Josefina; Daniel Humberto y Trinidad, ocho hijos en total. A esta ciudad de Barahona llegó en 1951, atraído por la bonanza económica que con motivo del dinamismo del puerto local de la época se gozaba. En el mismo año, inició un negocio con 50 libras de café que solicitó a crédito a Don Benjamín Toral. Más tarde solicitó a crédito otras 100 libras de café. Así fue creciendo el negocio, distribuyendo el polvo de café en carretas de mulos y después en una bicicleta, hasta convertirse en Torrefacción de Café Barahona, ubicada en la calle Duarte #13. Para la compra de grandes cantidades de café, el suplidor lo fue Don Américo Melo. Con una pequeña tostadora manual y un pequeño molino de la marca Corona, ambos construidos por el Mecánico Industrial Don Luis Emilio Reyes (Negro Fausto), quien también construyó para Don Lico una tostadora mecánica, preparó el café y lo llevó a vender entre los haitianos del entonces Batey Central, sus primeros clientes. El café en polvo que vendía Don Lico era preparado con dulce (azúcar), como gustaba a los haitianos y sin dulce (amargo). Trabajador, dedicado y organizado, fue su lema: “para que me mate la miseria, que me mate el trabajo”. Se levantaba a las 1:30 de la madrugada lunes, martes y miércoles para empezar su labor, y los demás miembros de la familia a las 4:00 para empacar el café. En las tardes salía a distribuir el café que vendía a crédito a negocios, hoteles y casas familiares, el cual cobraba en una semana. Su principal clientela estuvo en el Batey Central. En la casa vendía al detalle y de contado. El negocio de Don Lico permaneció hasta 1982, cuando todo el equipo fue vendido a Don Pedro Bello, caficultor de Polo. Su escolaridad alcanzó la educación básica y fue además muy creativo. En los años 60 diseñó un tinaco en metal, con el cual la familia disfrutó en la época de agua caliente, y un molino de martillo, a partir de la adaptación del motor de un Jeep, el cual fue más efectivo que los importados. Adventista consagrado desde 1952 hasta el fin de sus días, escribió poemas dedicados al Señor, los cuales nunca publicó. El 24 de marzo de 1984 falleció Don Lico en esta ciudad de Barahona, víctima de un Infarto al Miocardio.