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Sensei Alcibiades Peña Escalante (Suro) |
Por Alcibíades Peña
Escalante / Cinturón Negro de
Karate-do (Tomado de karatedominicano.wordpress.com)
Nací en 1957 en aquel mismo año en que muere el Maestro Funakoshi, el
segundo nombre de mi hija por pura coincidencia, cuando lo elegí, jamás imaginé
que era parte de aquella famosa frase lapidaria en la tumba del Padre del
karate moderno: Karate ni sente NASHI.
Recuerdo
como ahora aquel día del año de 1969, cuando partía de mi adorado pueblo natal
Santa Cruz de Barahona, lo hacía hacia la ciudad de Santo Domingo, capital del
país. Jamás pensé como aquel viaje marcaría mi vida para siempre.
Al año
siguiente de radicarme en la ciudad capital, Para ser exacto, era a mediado del
año 1970, la televisión que veíamos era a blanco y negro y por coincidencia de
la vida, en un día de esos cualquiera sintonizaba el canal oficial que para
aquel entonces era 4, 5 y 12 de Radio Televisión Dominicana… allí encontré un
programa deportivo que llevaba por nombre. Judo, Karate y Automovilismo.
Ese programa
cambió mi vida hasta los días de hoy en pleno siglo XXI, allí observé, sin
saber de qué se trataba, una demostración de KARATE, aquello fue algo
impactante en mi vida, jamás había oído sobre aquella palabra ni conocía de
aquellas técnicas que allí demostraban, ni mucho menos sobre la filosofía que
envolvía la esencia misma de aquella milenaria disciplina que a partir de ese
momento, marcaría mi vida para siempre.
Era el
Sensei Feltón Messina, el personaje principal de aquel programa en esa sección,
el que demostraba y hablaba sobre lo que atónito yo veía en el monitor de aquel
televisor que en blanco y negro me mostraba al exponente vestido con un
impecable karategi de color blanco.
Ese programa
me fascinó a tal punto que me hice un adicto al mismo, cada día esperaba con
ansias la hora del indicado programa y me convertí en un “Alumno” del mismo.
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Sensei Jose Luis Ramirez (Borola) y Sensei Alcibiades Peña Escalante (Suro) |
Seguía paso
a paso cada detalle y cada día asimilaba mejor lo que allí se enseñaba, pero no
estando satisfecho, investigué y descubrí que para ese entonces un amigo de mi
barrio conocía de la existencia de esa disciplina, y no sólo que conocía de
ella, sino, que por demás, también la practicaba… ironías de la vida, no
permitían a niños tomar clases y lógicamente que a mi corta edad y con apenas
unos 13 años para ese entonces, se me negaba la posibilidad de que yo sea parte
de esos entrenamientos por aquello de que sólo le era permitido practicar a los
más adultos (.…?)
Ante mi
insistencia con aquel amigo, logré que él me indicara como llegar hasta la 20,
una famosa calle que al día de hoy sigue siendo aquella misma calle siempre
dinámica que todos conocemos de un populoso sector capitalino… allí en una
librería, logré conseguir mi “primer libro de karate”
Tremenda
experiencia aquella, a esa corta edad tratar de interpretar aquel libro que
contenía las primeras lecciones que me indicarían paso a paso como ir
“avanzando” en el conocimiento de ese místico arte que había empezado a
conocer frente al televisor.
Así las
cosas, llega el año de 1971 y mi familia vuelve nuevamente de regreso a nuestro
pueblo de origen, ya en Barahona y con aquella chispa prendida tomo a mi primo
José Gómez y lo involucro con mi entusiasmo a que sigamos haciendo aquellas
“prácticas” de karate.. el asunto funcionó a tal punto, que al cabo de unos
días, ya no éramos sólo él y yo; ya éramos varios, ya éramos más y las cosas
comenzaron a cambiar y a mejorar y me convertí en su instructor, algo así como
un Sensei o mejor dicho, su Sempai. A esa corta edad – 14 años – había
comenzado a desarrollar mi vocación por la enseñanza del arte de las manos
vacías… había empezado el camino hacia un largo recorrido que llegaría hasta la
presente fecha.
José, Cristo
Antonio (mi otro primo), Bombita, Alonso Pineda, entre otros amigos de quienes
olvido su nombre por el pasar de los años, fueron ellos mis “Primeros Alumnos”
en aquel “Dojo” habilitado a orillas del Río Birán sobre un suelo de tierra y
piedras frente a la casa de aquella gran mujer que en vida y después de ella,
sigue siendo mi Madre… así comenzó todo.
Hoy recuerdo como ahora, aquella tarde del día 16
de Octubre de 1973, cuando de la mano de mi amigo Juancito Vicent
llegué a la Escuela de Karate Fan Kang y conocí a Mario D´Oleo, quien de manera
oficial se convertiría para ese entonces en mi primer profesor de karate… mi
amigo Juan lógicamente ya se había encargado de darme las primeras clases preparatoria
y “ponerme” en condiciones idóneas para que me resulte más fácil mi nuevo rol
de estudiante de un club de karate… todo esto fue una excelente y maravillosa
experiencia que acentuó mi amor por la práctica de esta disciplina que seguía
conociendo y explorando a niveles que cada día me comprometían más con ella.
Conocí al
Profesor Máximo Lamarche y conocí a través de él un karate más organizado, era
otro club con otras maneras más formales de hacer un mejor karate, allí venían
desde Santo Domingo karatecas con otros niveles de conocimiento y le dejaban
ese “material técnico” a nuestro instructor y se veía que allí las cosas
marchaban diferente y así fui enriqueciendo, aprendiendo y avanzando en el
hermoso camino que me había propuesto seguir.
En un momento dado todo esto se desvanece, ni una
escuela ni la otra y nos quedamos en el aire haciendo karate de motus propio y
entre amigos y recuerdo como hoy, un día en que se me acercó el amigo José Luis
Ramírez a quien había conocido en la escuela Fan Kang y me plantea que nos
juntemos algunos de aquellos viejos amigos que habíamos practicado juntos para
que nos organicemos nuevamente y así fue, logramos juntarnos, él, Toñito
Vólquez, Tato Vólquez, Tito Rocha y Jesús Ratón y así comenzó una nueva,
valiosa y fructífera etapa del karate Barahonero por allá en el año de 1976 y
se funda en ese viejo año, un club que permanece hasta nuestros tiempos,
siempre bajo el liderazgo del amigo José Luis Ramírez.
A través de
ese club, se organiza la primera asociación de karate en Barahona y a partir de
ahí nos llegan instructores más calificados y técnicamente mucho más avanzados,
en esta nueva etapa empezamos a tener contacto con “Cinturones Negros” enviados
directamente desde la escuela matriz a nuestro Dojo y aquella experiencia marca
una de mis mejores etapas en este hermoso camino… recuerdo como ahora, aquel
día en que viajamos desde nuestro pueblo a la ciudad capital a tomar un examen
de grado frente a nada más y nada menos que el Maestro Miguel Peña, aquel otro
personaje que después con los años supe que era quien acompañaba al Profesor
Messina en aquel programa de televisión del cual he hecho mención al comienzo.
Ante él tuve una marcada y valiosa experiencia que conservo hasta estos días,
aprobar ese examen, para nosotros, aquel grupo de amigos que viajamos allí, era
algo así como de vida o muerte; y lo logramos! Para ese grupo de amigos sean
siempre mis mejores recuerdos.
Llega el año
de 1980, una nueva etapa en mi crecimiento, exactamente un 10 de febrero de ese
año, constituyo mi primer Dojo, esta vez bajo la tutela del Sensei Mamoru
Hidaka, con él me paso 10 años de mi vida recibiendo su sabia enseñanza del
estilo Gensei Ryu, allí obtengo mi primera cinta negra en un octubre de 1982 en
el mismo mes y año en que nace mi mayor tesoro, mi hija Jashira Nashi, hoy toda
una mujer, con hijos y profesional de la medicina.
En 1990, por
razones que no vienen al caso, retorno al Shorinji Ryu e iniciamos otro
interesante periplo en busca de la excelencia en este empinado camino y ya para
1995, se da una delicada situación que arroja el conocimiento de un nuevo
sistema de karate en nuestro currículo, aparece en esta nueva etapa el nombre
del Shihan Koji Sugimoto y empezamos la práctica del Shotokan bajo la sabia
orientación de éste excelente maestro con categoría internacional… una
experiencia bastante enriquecedora y de la cual aprendimos y sacamos muy buenos
resultados.
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Sensei Alcibiades Peña Escalante (Suro) |
Llega un
momento en que se rompe este vínculo y de nuevo hay que buscar otros horizontes
y recuerdo como ahora, que alguien preguntó en una reunión, Señores, que vamos
hacer con el karate? en franca alusión a que estábamos acéfalos y sin vínculos
marciales con organización alguna, esperé paciente a ver qué respuesta o
propuesta presentaba alguno de los amigos allí presente… respuesta ni propuesta
que llegaron, entonces me paré e hice la mía, propuse que la mejor y más
favorable por muchas razones, era buscar la línea de un famoso maestro de quien
me reservo su nombre por razones éticas. Entendía por algunas informaciones que
manejaba y por ciertas relaciones que teníamos ese grupo de amigos con un
instructor muy particular de esa organización, que bien podíamos aprovechar y
sacar el karate de nuestro entorno a un mejor camino. Luego de mi exposición,
llegó el silencio y el rechazo expreso de parte de algunos a mi propuesta, no
valió la cantidad de argumentos que utilicé para convencer a “estos amigos”… me
dejaron solo! Y solo me marché a darle forma a esta propuesta.
Lo conversé
con aquel que había hecho la pregunta de qué hacemos con el karate y me dijo:
Bien, cuenta conmigo, lo conversé con otro a quien se le consideraba líder del
movimiento y me dijo que eso era un absurdo, porque la federación mundial con
esos estilos esto y lo otro (…?) y emprendí mi camino a solas y al poco tiempo
se me suman dos valiosos y circunstanciales amigos e iniciamos un nuevo e
interesante proceso de entrenamiento que fue tomando forma y color y cuando
todo pintaba a darle forma a este proyecto, la humildad brilló por su ausencia
y me retiro para darle paso a los intereses que oscuro se movían detrás de este
noble esfuerzo.
Soldado
firme y siempre en busca del camino que me lleve a permanecer, continúo en la
búsqueda del mejor de los senderos y cosas de la vida, caigo nada más y nada
menos, que en la organización del Maestro Teruyuki Okazaki, aquel a quien el
Maestro Nakayama con la aprobación del O´Sensei Gichin Funakoshi, uso como
conejillo de india para la implementación del primer programa de instructores
que organizó la JKA y de donde salieron los más grandes maestros del karate
Shotokan hacia el mundo occidental.
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Sensei Alcibiades Peña Escalante (Suro) |
Establezco
en el 2006, la ISKF en la República Dominicana y hasta el presente año me
mantuve haciendo karate bajo la tutela de esa prestigiosa organización, la cual
abandono a raíz de darle respuesta a los mezquinos intereses que predominan en
algunos espacios del karate criollo y que nos impedían crecer en proporción a
nuestra dedicación y esfuerzo. Descubrí acciones malsanas contra mi sano
esfuerzo de querer hacer karate y expandir mis conocimientos hacia quienes así
lo considerasen.
Entonces me
alejo y renuncio a todo lo que hasta ese momento había logrado construir, dejo
aquel Dojo donde impartía mis clases, renuncio a la organización a la que me
costó tanto esfuerzo llegar y dejo libre a mis discípulos, para que mi accionar
futuro no le arrastre a un conflicto de intereses que se ha establecido contra
mí.
Hoy 16 de
octubre del 2012, sigo como aquel famoso caminante, poniéndome el Kasurogi cada
día para no perder los hábitos con los que hace 42 largos años me comprometí.
Hoy con un alumno, sigo siendo el mismo Sensei que cuando otros tantos tenían.
Hoy mi Dojo sigue abierto recibiendo nuevos alumnos y escribiendo nuevas
páginas para la gloria del karate dominicano, aquel al que le he aportado lo
mejor de mi existencia.
Hoy he
empezado a trillar un nuevo sendero, he dejado ciertos espacios en busca de
otros, para seguir creciendo y estar ahí atento, que la historia es sabia y
sabe colocar cada cosa en el justo lugar y el justo momento. Confío plenamente
en esa balanza que la justicia tiene en sus manos, aquella justicia con la
venda en los ojos y en una mano el rústico aparato para medir nuestras acciones
y en la otra la firme espada para darle a cada quien su justa recompensa.
Estoy
convencido, que desde cualquier lugar en donde me encuentre, en alguna forma
seguiré aportando los frutos que las circunstancias me permitan y que ahí
estaré siempre como celoso guardián, aportando lo mejor de mí para esa
disciplina a la que amo… el Karate-do!!
Mientras el
destino mueve sus sabios hilos, seguiré esperanzado en que algún día podamos
superar las mezquindades que hacen del karate dominicano una disciplina
dividida… aunque algunos pretendan justificar lo contrario.
Sueño que
algún día, pueda ver a todos los que de alguna forma han hecho sus aportes
sentados en una misma mesa, como una misma familia.
Sueño ver
algún día, que el Pabellón de Combate del Centro Olímpico, lleve el nombre de
un valioso karateca, alguien que estemos de acuerdo de que pueda recibir y que
realmente merezca ese tributo, por sus significativos aportes al karate y que
el Salón en donde nos podamos algún día reunir, también lleve el nombre de otro
grande del karate nuestro.
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Sensei Jose Luis Ramirez (Borola) y Sensei Alcibiades Peña Escalante (Suro) |
Sueño que un
día podamos identificar por consenso al “Padre del Karate Dominicano” y que un
día también, podamos exhibir una galería de presidentes de nuestro principal
órgano rector, que no se le niegue ese espacio a nadie… hay que reconocer que
todos hemos aportados o que todos en alguna forma también estamos en falta.
Honor a quien honor merece!!
Gracias a
los amigos, hermanos y compañeros que han sabido valorar nuestro caudal de
aportes y nuestra sincera integración a la práctica del arte del Karate-do.
Gracias a quienes me han permitido ser la persona que soy. Gracias a quienes
creen y confían en que todavía tenemos mucho que aportar para un mejor karate…
Gracias a todos por permitirme en alguna forma, seguir siendo parte de esta
gran familia.
Son tantas
cosas que contar y tantos pasajes que dejo para otra ocasión, que lo más
importante es poder Hoy festejar y celebrar con ustedes por estas cuatro
décadas y pico haciendo del Karate-do: Mi Camino… Ossu!
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